Autor: John SteinbeckTítulo original: The Grapes of WrathEditorial: AlianzaPáginas: 688ISBN: 9788420667256
Distinguida con el Premio Pulitzer en 1940, Las uvas de la ira describe el drama de la emigración de los componentes de la familia Joad, que, obligados por el polvo y la sequía, se ven obligados a abandonar sus tierras, junto con otros miles de personas de Oklahoma y Texas, rumbo a la «tierra prometida» de California. Allí, sin embargo, las expectativas de este ejército de desposeídos no se verán cumplidas. Entre las versiones cinematográficas que ha conocido esta novela destaca la memorable protagonizada por Henry Fonda y dirigida por John Ford.
Tengo muchas cosas que decir sobre este libro y no sé por dónde empezar, así que comenzaré mencionando lo mucho que he tardado en terminarlo. Esto, sin embargo, no se ha debido a que no me haya gustado o que se me haya hecho aburrido, al contrario. La escritura de John Steinbeck, además, no es densa ni recarga, sino ligera y sencilla. Uno puede leer sin dificultad ninguna el libro sin que se le haga pesado, pese a su extensión y a que precisamente lo que hace de ella una novela pausada, es que se detiene en describir los momentos importantes de la travesía de esta familia.
Me resulta muy difícil describir su pluma y lo que ha hecho que dejase de lado el libro por largos períodos mientras intercambiaba su lectura con otros. Sencillamente, muchas veces no me dejaba con la mosca pegada a la oreja, no es uno de esos libros que se caractericen por enganchar al lector. Sí es cierto que en muchas ocasiones me he quedado atrapada por la historia y quería saber qué iba a suceder a continuación, pero hacia la mitad del libro, que es cuando la familia Joad emprende su marcha hacia California, perdí algo de interés de la historia. Ni siquiera sé por qué, ya que echando la vista atrás puedo decir que es una de las historias que más recuerdo con claridad porque mientras la leía estaba realmente interesada por el futuro de los personajes.
Y puedo decir que Las uvas de la ira es uno de los pocos libros que me han dejado totalmente desolada con el final. Mientras iba leyendo me daba cuenta de que no tenía sentido crearse esperanzas con los Joad porque si algo podía salir mal, saldría mal. La fuerza y empeño que le pone esta pobre familia por ganarse un mínimo sueldo para comer es tan devastadora que es imposible no sufrir con ellos. Y como ellos todas las demás familias que viven la misma situación que ellos, por eso no puedes culparles por las decisiones que toman o las acciones desesperadas que tienen que tomar.
Otra cosa que también me ha gustado muchísimo ha sido la fuerza que cobra la madre paulatinamente a lo largo de la historia. La novela empieza dejándola de lado, relegándola a un segundo plano ante las decisiones de los hombres de la familia, pero hacia la mitad de la novela la madre se vuelve la piedra angular de todos ellos, y el libro parece girar en torno a ella. El padre pierde por completo el mando y se convierte en un sombra. Por eso creo que también es una crítica a la posición a la que se relegaba a la mujer en aquellos tiempos, demostrando la importancia de las mujeres y la diferencia que tienen con los hombres a la hora de gestionar estas situaciones límite.
Y por último me gustaría destacar esos capítulos que son casi como ensayos que Steinbeck va intercalando con los capítulos de la historia de la familia. En estos más cortos, el autor nos retrata los obstáculos a la que van a tener que enfrentarse los protagonistas, pero no son más que un retrato de la situación socioeconómica que estaba viviendo la gente en ese momento. Separados de la historia central, son una muestra devastadora de lo que era vivir como un agricultor durante los años de la gran depresión estadounidense.
Es un libro más que recomendado, una obra atemporal que además encierra muchísimas similitudes con la realidad actual y que sin duda todos deberíamos leer para entender las lacras de nuestra sociedad y la injusticia que se cometen en tantas ocasiones contra la gente trabajadora, humilde y luchadora.
Me resulta muy difícil describir su pluma y lo que ha hecho que dejase de lado el libro por largos períodos mientras intercambiaba su lectura con otros. Sencillamente, muchas veces no me dejaba con la mosca pegada a la oreja, no es uno de esos libros que se caractericen por enganchar al lector. Sí es cierto que en muchas ocasiones me he quedado atrapada por la historia y quería saber qué iba a suceder a continuación, pero hacia la mitad del libro, que es cuando la familia Joad emprende su marcha hacia California, perdí algo de interés de la historia. Ni siquiera sé por qué, ya que echando la vista atrás puedo decir que es una de las historias que más recuerdo con claridad porque mientras la leía estaba realmente interesada por el futuro de los personajes.
Y puedo decir que Las uvas de la ira es uno de los pocos libros que me han dejado totalmente desolada con el final. Mientras iba leyendo me daba cuenta de que no tenía sentido crearse esperanzas con los Joad porque si algo podía salir mal, saldría mal. La fuerza y empeño que le pone esta pobre familia por ganarse un mínimo sueldo para comer es tan devastadora que es imposible no sufrir con ellos. Y como ellos todas las demás familias que viven la misma situación que ellos, por eso no puedes culparles por las decisiones que toman o las acciones desesperadas que tienen que tomar.
Otra cosa que también me ha gustado muchísimo ha sido la fuerza que cobra la madre paulatinamente a lo largo de la historia. La novela empieza dejándola de lado, relegándola a un segundo plano ante las decisiones de los hombres de la familia, pero hacia la mitad de la novela la madre se vuelve la piedra angular de todos ellos, y el libro parece girar en torno a ella. El padre pierde por completo el mando y se convierte en un sombra. Por eso creo que también es una crítica a la posición a la que se relegaba a la mujer en aquellos tiempos, demostrando la importancia de las mujeres y la diferencia que tienen con los hombres a la hora de gestionar estas situaciones límite.
Y por último me gustaría destacar esos capítulos que son casi como ensayos que Steinbeck va intercalando con los capítulos de la historia de la familia. En estos más cortos, el autor nos retrata los obstáculos a la que van a tener que enfrentarse los protagonistas, pero no son más que un retrato de la situación socioeconómica que estaba viviendo la gente en ese momento. Separados de la historia central, son una muestra devastadora de lo que era vivir como un agricultor durante los años de la gran depresión estadounidense.
Es un libro más que recomendado, una obra atemporal que además encierra muchísimas similitudes con la realidad actual y que sin duda todos deberíamos leer para entender las lacras de nuestra sociedad y la injusticia que se cometen en tantas ocasiones contra la gente trabajadora, humilde y luchadora.
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