Splice: Experimento Mortal, Vincenzo Natali

Director: Vincenzo Natali


Guión: Vincenzo Natali, Antoinette Terry Bryant, Doug Taylor


Intérpretes: Adrien Brody, Sarah Polley, Brandon McGibbon, David Hewlett, Abigail Chu, Delphine Chanéac, Amanda Brugel


Nacionalidad: Canadá | Género: Thriller-Ciencia Ficción-Terror

Se esconde el sol que alumbró con ganas el nublado cielo por unos días. Retorna el color gris, se auguran lluvias y comienza la rutina. Con música pop (no deseada) que atolondra mis pensamientos, tecleo ésta crítica cuya existencia no estaba programada. Así, cómo quién no quiere la cosa, intentaré ser más concisa que de costumbre y no irme por las ramas.  ●ω●

Sinopsis personal:

Los científicos Clive (Adrien Brody) y Elsa (Sarah Polley) se introducen en la creación de un híbrido de humano después de varios intentos fallidos. El resultado final se convierte en algo más que un simple experimento, y la evolución del espécimen hará calibrar la relación entre la pareja, y quizás, también, el panorama científico.

En un laboratorio en el que se hacen experimentos genéticos, Clive (Adrien Brody) y Elsa (Sarah Polley) deciden dar un paso más en las investigaciones y hacer algo por su cuenta. 

Mezclas, pruebas, fallos, más mezclas, números, ADN's y demás cositas que hacen los científicos, y que una de letras no entiende, hacen crear a Dren, un híbrido entre un humano, un reptil y un ave (arg, ñung, glup Ö).

Y aunque el bicho resultante sea más que repugnantillo, Elsa acaba convenciendo a Clive para cuidarlo y ver cómo evoluciona. Se encariñan con ella (¡qué es hembra, Dios mío!) y la esconden, sin contacto con el exterior. Al fin y al cabo, es sólo un experimento... 

Pero la niña/bicho crece y va adquiriendo más anatomía de mujer que de reptil (excepto por las patas/piernas y el rabo), necesita más cuidados y empieza a sentir cosas normales en una chica/bicho de su edad: más o menos 17 años, teniendo en cuenta que se desarrolla a una velocidad superior a la normal. Clive se cansa de ella, Elsa se vuelca en el proyecto como si de su hija se tratase y Dren sufre las disputas de sus 'padres'. Algo inesperado, un cariño escondido, secretos secretitos, y el panorama cambia de penumbra a oscuridad total... 

Desde el momento en que vi el cartel de ésta película (que no es el que os pongo), supe que tenía que verla. Porque me gustan los temas sobre los problemas que atañan a la ética de si están bien o mal esta clase de experimentos; me gusta ver cómo se plasman las secuelas psíquicas de la ambición científica; y me gusta ese miedo a lo desconocido, pero que puede que suceda en un futuro. Quién sabe. (Y ADORO el terror. Ahí lo dejo.)

La película no fue lo que me esperaba en ese sentido, no taaaaaan profunda, pero el resultado tampoco me pareció tan malo y escandaloso como he leído por ahí. El planteamiento tiene mucho tirón, no es original (pocas cosas son originales hoy en día) pero se mantiene bien hasta la mitad de la película: sigues la evolución de Dren y te planteas las mismas dudas que Clive y Elsa.

El giro que toma la trama se da cuando Dren se hace mayor y la tienen que trasladar a un lugar más grande que el laboratorio científico. Entonces es cuando se deja de lado la curiosidad por la transformación del híbrido para dar paso al morbo en estado puro. Le veo su lógica, pero se podían haber compaginado los dos factores sin sobreponer uno sobre el otro. 

Los efectos visuales (o sea, Dren bebé, niña y adulta) están muy bien logrados, ya que solamente se trata de maquillaje en la mayoría de los casos. Del guión no voy a decir mucho porque no me fijé demasiado, tampoco esperaba que se llevase la palma. Otra razón por la que quería verla era por Adrien Brody: sea cual sea el papel que haga, me gusta; en este caso no fue menos. De Sarah Polley nunca había visto nada, y me gustó su trabajo en esta película. Aunque las actrices que más se merecen destacar son Abigail Chu y Delphine Chanéac, que hacen de Dren niña y adulta respectivamente; esos gestos de reptil me pusieron los pelos de punta en más de un momento.

No sabía qué nota ponerle, porque el film me enganchó, pero la segunda mitad de la película me descolocó al cambiar de tono de ese modo, y el final es tan fantasioso como repugnante. Pero eso está bien, porque como yo no entiendo de genética, me la cuelan fácilmente si se tienen buenos argumentos, y si estoy viendo un thriller salpicado de terror, no puedo darle la espalda a la repugnancia. Así que...

Veredicto:

Espeluznante planteamiento, pero se queda con las ganas de más.

Nota:

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