-Autor: Jack Kerouac-Título original: The subterraneans-Editorial: Anagrama-Páginas: 160-ISBN: 978-84-339-2062-1
Los subterráneos es una de las mejores novelas de Jack Kerouac; en ella se precisa su voluntad de llevara a cabo una suerte de autobiografía literaria que será, al propio tiempo,una crónica legendaria de la generación beat. En efecto, casi todo es aquí relato autobiográfico, con ese inimitable estilo sincopado que aprendió escuchando en el Minton de Nueva York a los grandes del pop . Al igual qua Charlie Parker, Kerouac improvisa en torno a un tema,y escribe de la manera más flexible, adaptándose en cada eposidio a las resonancias que le sugiere el momento. La novela transcurre en San Francisco, ciudad a la que keuarc llegó en 1953, antes de alcanzar la fama, y es un fresco de días y de noches habitadas por el jazz, el alcohol y las drogas, cabalgando entre la desesperación absoluta y las ilusiones más descabelladas, al hilo de una estremecedora histotia de amor; la del escritor Leo Percepied(una nueva encarnación de Kerouac) y una muchacha negra, Mardou Fox...
Leo Percepeid conoce a Mardou Fox, una chica negra que ha entrado en su grupo de amigos y de la que no tarda en enamorarse a pesar de ser mayor que ella y de los prejuicios hacia su raza. Mardou es una chica vivaz con algún que otro problema psicológico pero que representa toda la modernidad que Leo aprecia para su compañía. El libro funciona a modo de relato autobiográfico de Koruac y del ambiente por el que se movía.
Hacía mucho tiempo que quería probar algo de Keruac, pero no estaba segura de si sus libros iban a ser de mi estilo. La verdad es que me apetecía leer En el camino, su novela más famosa, pero no me atrevía por este motivo. Cuando me regalaron Los subterráneos me alegré mucho porque es un libro muy finito y de los mejores (o eso se comenta) que ha escrito el autor, y que por lo tanto me iba a dar la oportunidad de conocerlo sin adentrarme en una obra tan extensa como la otra.
Para mi sorpresa, me he encontrado con un modo muy peculiar de relatar los hechos, muy característico de esta generación beat tan influencia por el jazz y sus divagaciones. La historia en un principio no captó mi interés puesto que para mí era como otra cualquiera y no tenía nada de especial. Pero a medida que avanzaba me di cuenta de que lo importante no es la historia en sí, sino cómo se desarrolla y se llega hasta el final de la misma.
No voy a contar nada más de la trama porque no tiene mucho más que decir, es la historia de Leo que se enamora de Mardou, de su relación y su posterior separación que ya conocemos desde el principio. Lo verdaderamente interesante de este librito es la capacidad de Kerouac de contar absolutamente todo lo que se le pasa por la cabeza mientras comenta este noviazgo. Lo que caracteriza a esta novela es esa espontaneidad que el autor abogaba por utilizar. Kerouac decía que había que dejar fluir el relato y bifurcar la historia troncal hacia donde nos llevasen nuestro pensamientos, del mismo modo que el artista de jazz se deja llevar por la improvisación.
No conseguí hacerme a este tipo de escritura hasta bien entrada la novela y lo cierto es que me costó pillarle el gusto porque es una narración densa en ciertos momentos y que puede resultar pesada. De hecho, a veces leía un par de páginas y me sentía como si hubiera leído diez, porque Kerouac se enrolla de tal manera que se puede tirar quince líneas sin poner un punto; esto, unido a la cantidad de subordinaciones tanto en la escritura como en la trama hacía que al llegar al final ya se me hubiese olvidado lo que relataba al principio.
Desde mi experiencia personal, recomiendo forzar un poco la lectura de Kerouac porque todos estos impedimentos se solucionan con el hábito. Llega un punto en el que tu mente trabaja a la velocidad que la del autor y resulta más fluido leer la novela. Puede resultar un poco pesado al principio, pero merece la pena porque gracias a esta pluma tan alocada Kerouac es capaz de tratar una variedad grandísima de temas con la mayor naturalidad y cercanía que un lector pueda esperar.
Quizás la novela no ha sido todo lo que yo esperaba, pero estoy muy contenta de haber probado a este autor que tenía en mi lista desde hacía tanto tiempo. Me ha permitido no solo descubrir a un escritor excepcional, sino también adentrarme en una corriente literaria que hasta el momento no había experimentado. Además, para todos aquellos que, al igual que yo, quieran leer algo del autor pero no se atrevan con En el camino (que es la opción más habitual), recomiendo Los subterráneos por la introducción tan interesante e instructiva de Fernanda Pivano que acompaña a esta historia.
Para mi sorpresa, me he encontrado con un modo muy peculiar de relatar los hechos, muy característico de esta generación beat tan influencia por el jazz y sus divagaciones. La historia en un principio no captó mi interés puesto que para mí era como otra cualquiera y no tenía nada de especial. Pero a medida que avanzaba me di cuenta de que lo importante no es la historia en sí, sino cómo se desarrolla y se llega hasta el final de la misma.
No voy a contar nada más de la trama porque no tiene mucho más que decir, es la historia de Leo que se enamora de Mardou, de su relación y su posterior separación que ya conocemos desde el principio. Lo verdaderamente interesante de este librito es la capacidad de Kerouac de contar absolutamente todo lo que se le pasa por la cabeza mientras comenta este noviazgo. Lo que caracteriza a esta novela es esa espontaneidad que el autor abogaba por utilizar. Kerouac decía que había que dejar fluir el relato y bifurcar la historia troncal hacia donde nos llevasen nuestro pensamientos, del mismo modo que el artista de jazz se deja llevar por la improvisación.
No conseguí hacerme a este tipo de escritura hasta bien entrada la novela y lo cierto es que me costó pillarle el gusto porque es una narración densa en ciertos momentos y que puede resultar pesada. De hecho, a veces leía un par de páginas y me sentía como si hubiera leído diez, porque Kerouac se enrolla de tal manera que se puede tirar quince líneas sin poner un punto; esto, unido a la cantidad de subordinaciones tanto en la escritura como en la trama hacía que al llegar al final ya se me hubiese olvidado lo que relataba al principio.
Desde mi experiencia personal, recomiendo forzar un poco la lectura de Kerouac porque todos estos impedimentos se solucionan con el hábito. Llega un punto en el que tu mente trabaja a la velocidad que la del autor y resulta más fluido leer la novela. Puede resultar un poco pesado al principio, pero merece la pena porque gracias a esta pluma tan alocada Kerouac es capaz de tratar una variedad grandísima de temas con la mayor naturalidad y cercanía que un lector pueda esperar.
Quizás la novela no ha sido todo lo que yo esperaba, pero estoy muy contenta de haber probado a este autor que tenía en mi lista desde hacía tanto tiempo. Me ha permitido no solo descubrir a un escritor excepcional, sino también adentrarme en una corriente literaria que hasta el momento no había experimentado. Además, para todos aquellos que, al igual que yo, quieran leer algo del autor pero no se atrevan con En el camino (que es la opción más habitual), recomiendo Los subterráneos por la introducción tan interesante e instructiva de Fernanda Pivano que acompaña a esta historia.
1 idea(s) :
Gracias por la reseña, yo por el momento dudo que vaya a leer el libro.
¡Saludos!
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