Autor: Jenny DownhamEditorial: David Fickling BooksPáginas: 413ISBN: 9780385613507-No publicado en España
Si alguien hace daño a tu hermana y tú eres su pariente masculino, buscas venganza, ¿no? Si tu hermano ha sido acusado de un terrible crimen y eres la principal testigo, entonces tú destierras toda duda y lo defiendes, ¿no? ¿Eso es lo que hacen las familias? Cuando la hermana de Mikey reivindica que un muchacho la ha asaltado en una fiesta, su mundo del trabajo y chicas comienza a desmoronarse. Cuando el hermano de Ellie es acusado del crimen, pero dice que no lo hizo, su mundo de repaso, exámenes y adaptarse a una nueva escuela comienza a desmoronarse. Cuando Mikey y Ellie se encuentran, dos mundos chocan. Valiente e inquebrantable, se trata de una novela de extraordinaria habilidad y casi insoportable tensión. Es un libro acerca de la lealtad y las opciones que vienen con ello. Pero sobre todo es un libro sobre el amor: por la familia y por otro.
Me apetecía leer un libro juvenil contemporáneo del estilo de Prohibido, o que tratase realmente un drama importante, y tenía este libro desde hacía tiempo, así que me decidí a leerlo como lectura antes de terminar el año. La acción se sitúa en un pueblo a las afueras de Londres y recoge el conflicto entre Ellie, la hermana de un chico que ha sido acusado de violación, y Mickey el hermano mayor de la chica a la que supuestamente han violado. Lo que comienza como un tonto coqueteo por parte de Mickey para sacarle información a Ellie y así vengarse de Ellie termina volviéndose en amor, y la chica tendrá que debatirse entre decir la verdad de lo que vio aquella noche o defender a su hermano mintiendo en el juicio.
He de decir que no me gustó cómo empezó el libro, así de repente, muy acelerado sin asentar un poco el contexto. Esto ahorra páginas que quizás podrían resultar innecesarias, pero a mí me dio la sensación de que le habían arrancado un trocito al libro. En todo caso, lo bueno de esto es que entra en el conflicto sin andarse con rodeos, y ahí es donde me chirría un poco la cosa. Porque sí, la novela plantea un tema muy interesante, pero los personajes no dejan de ser un tanto arquetípicos: Mikey, el chico malo que ha dejado la escuela y que parece que tiene 30 años y no 18 porque se hace cargo de la casa, sus hermanas y su madre, y que ha tenido un montón de experiencias con las chicas; Ellie, la chica de familia rica, superbuena estudiante, que nunca ha estado con ningún chico (y que, claro, es virgen).
Sin embargo, los personajes van evolucionando y cambiando su manera preconfigurada de ver el mundo debido a la situación en la que están indirectamente implicados. La hermana de Mikey, Karyn, ha sido violada en una noche de fiesta mientras estaba borracha, y la manera en la que la autora tata este tema, la dificultad de que se considere al acusado culpable (ya sea porque van a tener un abogado mejor o porque las pruebas son insuficientes), sorprende al lector porque, por desgracia, es un caso que se podría aplicar perfectamente a la actualidad. Jenny Downham trabaja sobre estos pilares y no se priva de dar unos cuantos giros a la historia, poniendo desde todos los ángulos el caso de Karyn para demostrarnos que, efectivamente, en estos casos, con muy pocas probabilidades la víctima puede ganar el caso.
También tengo que bajarle puntitos porque muchas veces el libro se me hizo repetitivo en cuanto a la relación entre Mikey y Ellie, y porque pensé que sería más intenso y que me mantendría más en vilo por saber cómo se resolvería la historia, pero me ha decepcionado un poco en ese aspecto. Aún así, creo que es una lectura ligera que mantiene entretenido al lector y que plantea muchas preguntas alrededor del tema de la violación, pese a caer en algún que otro cliché de vez en cuando.
He de decir que no me gustó cómo empezó el libro, así de repente, muy acelerado sin asentar un poco el contexto. Esto ahorra páginas que quizás podrían resultar innecesarias, pero a mí me dio la sensación de que le habían arrancado un trocito al libro. En todo caso, lo bueno de esto es que entra en el conflicto sin andarse con rodeos, y ahí es donde me chirría un poco la cosa. Porque sí, la novela plantea un tema muy interesante, pero los personajes no dejan de ser un tanto arquetípicos: Mikey, el chico malo que ha dejado la escuela y que parece que tiene 30 años y no 18 porque se hace cargo de la casa, sus hermanas y su madre, y que ha tenido un montón de experiencias con las chicas; Ellie, la chica de familia rica, superbuena estudiante, que nunca ha estado con ningún chico (y que, claro, es virgen).
Sin embargo, los personajes van evolucionando y cambiando su manera preconfigurada de ver el mundo debido a la situación en la que están indirectamente implicados. La hermana de Mikey, Karyn, ha sido violada en una noche de fiesta mientras estaba borracha, y la manera en la que la autora tata este tema, la dificultad de que se considere al acusado culpable (ya sea porque van a tener un abogado mejor o porque las pruebas son insuficientes), sorprende al lector porque, por desgracia, es un caso que se podría aplicar perfectamente a la actualidad. Jenny Downham trabaja sobre estos pilares y no se priva de dar unos cuantos giros a la historia, poniendo desde todos los ángulos el caso de Karyn para demostrarnos que, efectivamente, en estos casos, con muy pocas probabilidades la víctima puede ganar el caso.
También tengo que bajarle puntitos porque muchas veces el libro se me hizo repetitivo en cuanto a la relación entre Mikey y Ellie, y porque pensé que sería más intenso y que me mantendría más en vilo por saber cómo se resolvería la historia, pero me ha decepcionado un poco en ese aspecto. Aún así, creo que es una lectura ligera que mantiene entretenido al lector y que plantea muchas preguntas alrededor del tema de la violación, pese a caer en algún que otro cliché de vez en cuando.
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