Autor: Santiago LorenzoEditorial: Blackie BooksPáginas: 224ISBN: 9788417059996
Manuel acuchilla a un policía antidisturbios que quería pegarle. Huye. Se esconde en una aldea abandonada. Sobrevive de libros Austral, vegetales de los alrededores, una pequeña compra en el Lidl que le envía su tío. Y se da cuenta de que cuanto menos tiene, menos necesita. Un thriller estático, una versión de Robinson Crusoe ambientada en la España vacía, una redefinición del concepto «austeridad». Una historia que nos hace plantearnos si los únicos sanos son los que saben que esta sociedad está enferma. Santiago Lorenzo ha escrito su novela más rabiosamente política, lírica y hermosa.
Manuel ha sido víctima de una terrible confusión y, temiendo que la policía ande en su búsqueda y captura, decide retirarse al sitio más desterrado e incomunicado que ha podido encontrar en los alrededores de Madrid. Así es como llega hasta un pueblo abandonado en el que encuentra una casa que en pocos días consigue abituar para sobrevivir con lo básico, y gracias a la ayuda de su tío, que le facilita la llegada de víveres indispensables para la supervivencia.
A medida que Manuel se ve obligado a adaptarse a este nuevo entorno, se va dando cuenta de lo tranquilo y bien que se empieza a sentir lejos de la civilización y la gran capital. Este es el meollo en el que el autor nos introduce y sobre el cual pivota el mensaje de la novela. Todo el relato está envuelto en un tono sarcástico e irónico que pretende, si bien no hacernos reflexionar sobre nuestra condición de "asquerosos", sí incidir sobre aquella parte de la población que bien se puede encajar en este grupo.
Porque a través de Manuel y sus experiencias en este pueblo nace una crítica mordaz a esta nueva clase de humanos que parecen sacados de catálogo, seres a los que les apasiona la idea de tener una casita en el campo para pasar el fin de semana pero que quieren seguir viviendo con todas las comodidades habituales. A través de la experiencia extrema de Manuel veremos cómo la sociedad actual es una sociedad abocada al inmovilismo y la comodidad, el desapego por la naturaleza y el postureo.
Mi problema con este libro es que no encontré un climax que terminase por darle un giro a la historia. Suponía que el comienzo del libro, con el encontronazo con la policía, no era más que una excusa para detonar la historia, pero aún así lo que se suponía que debía ser el momento clave que diese la vuelta a la trama, no llegó a sorprenderme, y su desenlace me dejó bastante fría. Aparte, aunque la primera mitad del libro me gustó más que la segunda, muchos capítulos se volvieron repetitivos, y encontré la historia algo vacía de argumento.
En general ha sido una novela que me ha gustado pero que me ha dejado con la sensación de que podría haber sido más en todo momento, de que se le podría haber dado una vuelta de tuerca a lo que quería contar, y que la crítica no fuese más allá del simple gusto por destapar todo lo negativo de los "asquerosos". De todos modos, es una lectura rápida, con capítulos cortos y que se devora en nada, bastante entretenida y que merece la pena leer por la particular manera de narrar de Santiago.
A medida que Manuel se ve obligado a adaptarse a este nuevo entorno, se va dando cuenta de lo tranquilo y bien que se empieza a sentir lejos de la civilización y la gran capital. Este es el meollo en el que el autor nos introduce y sobre el cual pivota el mensaje de la novela. Todo el relato está envuelto en un tono sarcástico e irónico que pretende, si bien no hacernos reflexionar sobre nuestra condición de "asquerosos", sí incidir sobre aquella parte de la población que bien se puede encajar en este grupo.
Porque a través de Manuel y sus experiencias en este pueblo nace una crítica mordaz a esta nueva clase de humanos que parecen sacados de catálogo, seres a los que les apasiona la idea de tener una casita en el campo para pasar el fin de semana pero que quieren seguir viviendo con todas las comodidades habituales. A través de la experiencia extrema de Manuel veremos cómo la sociedad actual es una sociedad abocada al inmovilismo y la comodidad, el desapego por la naturaleza y el postureo.
Mi problema con este libro es que no encontré un climax que terminase por darle un giro a la historia. Suponía que el comienzo del libro, con el encontronazo con la policía, no era más que una excusa para detonar la historia, pero aún así lo que se suponía que debía ser el momento clave que diese la vuelta a la trama, no llegó a sorprenderme, y su desenlace me dejó bastante fría. Aparte, aunque la primera mitad del libro me gustó más que la segunda, muchos capítulos se volvieron repetitivos, y encontré la historia algo vacía de argumento.
En general ha sido una novela que me ha gustado pero que me ha dejado con la sensación de que podría haber sido más en todo momento, de que se le podría haber dado una vuelta de tuerca a lo que quería contar, y que la crítica no fuese más allá del simple gusto por destapar todo lo negativo de los "asquerosos". De todos modos, es una lectura rápida, con capítulos cortos y que se devora en nada, bastante entretenida y que merece la pena leer por la particular manera de narrar de Santiago.
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