Autor: Tom SharpeTítulo original: Vintage StuffEditorial: AnagramaPáginas: 256ISBN: 9788433920164
Dos fanáticos de las novelas de aventuras, víctimas de la astuta trampa que les tiende un enemigo, emprenden una aventura real: la liberación de una dama que ha sido secuestrada en su castillo del sur de Francia. Y no hay aventura comparable a la de seguirles en su intento de rescate, pues Tom Sharpe vuelve a demostrar aquí que es un maestro en el desarrollo de las más enloquecidas tramas: engaños, choques automovilísticos, persecuciones, tiroteos, apariciones de la policía secreta internacional, confusiones y desastres se van sucediendo en medio de un clima de descontrol absoluto que culmina en el mayor caos imaginable. Una ejemplar sátira de la irracionalidad, en la que quizá sólo se salvan los dos chiflados protagonistas: Glodstone, prototipo de maduro romántico enamorado de una civilización desaparecida que simboliza su adorado Bentley del año 27; y Peregrine, el alumno que entiende peligrosamente al pie de la letra todo lo que dicen y que tiene unas tendencias no menos peligrosas.
Los que seguís en el blog desde hace tiempo sabréis que Tom Sharpe me ha sacado más de una carcajada. He disfrutado muchísimo con los tres primeros números de la serie Wilt, y me apetecía leer algo más del autor que no estuviese relacionado con este personaje tan carismático. En Una dama en apuros, Glodstone, un profesor obsesionado con las novelas de aventuras, se embarca en una real al caer en una broma perfectamente orquestrada por parte de otro de los docentes. Irá acompañado de Peregrine, un alumno que entiende todo lo que le dicen literalmente.
El arranque de la novela me gustó mucho y despertó mi curiosidad por saber cómo iba a continuar la historia, sobre todo porque los personajes se presentaban con unas personalidades que podrían dar mucho juego. Sin embargo, mientras que en Wilt la racionalidad del protagonista chocaba con los disparates de las personas de su alrededor creando los momentos de comicidad, aquí tanto Glodstone como Peregrine me han parecido igual de absurdos, y me ha faltado un personaje que contrastase con ellos.
Tampoco me ha convencido del todo el desenlace de la historia. En el momento en el que llegan al castillo todo parece liarse de una manera demasiado disparatada y muchas situaciones me han parecido fuera de lugar y no me resultaban lógicas con la manera en la que se había presentado la historia. Quizás es que llevaba unas expectativas diferentes o me esperaba un devenir distinto de la trama. El caso es que a partir de ese momento me he desinteresado bastante por la historia, y la aparición de tantos personajes de repente tampoco ha ayudado a que me reenganchara a la trama.
Lo que más me ha gustado, sin duda, ha sido la primera mitad del libro, la estancia de Peregrine en la academia y el comienzo de la aventura de este personaje y su profesor Glodstone, así como las maquinaciones de Slymne relacionadas con los preparativos para el falso rescate de la condesa. Por lo demás, creo que es una novela que se pierde en su propio camino por buscar un final satisfactorio, y aunque el ingenio, la ironía y el humor de Tom Sharpe se aprecian sin ninguna dificultad, esta vez no me ha cautivado de la misma manera en que lo hizo en las anteriores novelas que leí suyas.
El arranque de la novela me gustó mucho y despertó mi curiosidad por saber cómo iba a continuar la historia, sobre todo porque los personajes se presentaban con unas personalidades que podrían dar mucho juego. Sin embargo, mientras que en Wilt la racionalidad del protagonista chocaba con los disparates de las personas de su alrededor creando los momentos de comicidad, aquí tanto Glodstone como Peregrine me han parecido igual de absurdos, y me ha faltado un personaje que contrastase con ellos.
Tampoco me ha convencido del todo el desenlace de la historia. En el momento en el que llegan al castillo todo parece liarse de una manera demasiado disparatada y muchas situaciones me han parecido fuera de lugar y no me resultaban lógicas con la manera en la que se había presentado la historia. Quizás es que llevaba unas expectativas diferentes o me esperaba un devenir distinto de la trama. El caso es que a partir de ese momento me he desinteresado bastante por la historia, y la aparición de tantos personajes de repente tampoco ha ayudado a que me reenganchara a la trama.
Lo que más me ha gustado, sin duda, ha sido la primera mitad del libro, la estancia de Peregrine en la academia y el comienzo de la aventura de este personaje y su profesor Glodstone, así como las maquinaciones de Slymne relacionadas con los preparativos para el falso rescate de la condesa. Por lo demás, creo que es una novela que se pierde en su propio camino por buscar un final satisfactorio, y aunque el ingenio, la ironía y el humor de Tom Sharpe se aprecian sin ninguna dificultad, esta vez no me ha cautivado de la misma manera en que lo hizo en las anteriores novelas que leí suyas.
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